Investigadores de las universidades de Zurich, en Suiza; el Instituto de Neurociencias, en Colorado, y de la Fundación Brain Knowledge han publicado un estudio en el que demuestran con experimentos doble ciego que acariciar a tu pareja -o a tu perro-, con movimientos largos, suaves y con las manos tibias (digamos que no frías), le provoca al otro la liberación de neurotransmisores no sólo de placer, sino también de sensibilidad, lo cual ‘ejercita’ las áreas involucradas de su cerebro. A sí que ya lo sabes: ve y demuestra tu amor.
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